jueves, noviembre 13, 2025
Carta de Lectores

La libertad en tiempos de cuarentena

LA LIBERTAD EN TIEMPOS DE CUARENTENA

¿Crees que la libertad es salir a la calle sin restricciones como antes?, ¿que eso es ser libre? ¿que más de 400 muertos no es grave? ¿que violencia estatal es el aislamiento social preventivo y obligatorio? ¿que hipotecar el futuro es respetarla? ¿que reprimir es insistir en usar tapaboca? ¿que promocionar el “no te quedes en casa” es una revolución? ¿que pensar “que un día vino el hombre con sus jaulas para meterte en un circo” el oso claro, es una linda metáfora que grafica lo que está pasando?…

¿Sabés qué?… Creo que la libertad no es solo andar y hacer lo que quiero cuando quiero, la libertad es pensar en el otro primero, en entender que nuestras acciones condicionan, perjudican y acompañan nuestra existencia y la de los que nos rodean. Se trata de cuidarnos colectivamente porque sino, se va todo a la mierda, entendés, se colapsa todo y ahí la libertad no sirve para mucho, no sirve para nada.

Una sola muerte por Coronavirus es una calamidad, es un montón, pero podemos hacer el dolor menos terrible dejando de lado nuestros egos y prejuicios. Si el Estado fuera violento ¿sabés que haría? Dejar todo a la deriva, irse al carajo y que se salve el que pueda, la ley del más fuerte, ¿la conocés? ¿O te parece que los olvidados de siempre no lo valen?

Europa y EEUU dieron triste cuenta de esto, ¿te parece que eso es no ser violento? ¿Elegir qué vida vale más la pena ser vivida, no es genocida? Elegir a quién poner respirador es atroz. ¿Qué, las poblaciones en riesgo -personas con discapacidad, personas en situación de pobreza, adultos mayores- no merecen la misma dignidad a la hora de recibir un tratamiento médico? Sabés que en los países del primer mundo esto pasó, hace días nomás.

¿Que ser revolucionario es pedir “no te quedes en casa”? Eso es irresponsable e indigno, es no pensar en el resto como ciudadanos de derecho cuya vida y elecciones son tan dignas como las tuyas.

El colapso del sistema de salud significa que las muertes se apilen de a montones, porque cuando todo explota no hay forma de parar el desastre.

Si no usás tapaboca jodés a todos los que no quieren enfermarse ni ver tu dentadura. Si no tomás distancia social o cualquier cuidado higiénico, entorpecés la salud pública. Aquí la cuestión.

¿Sabés qué? La salud no es tuya ni mía, es pública, cada decisión afecta la salud del otro, y esto no tiene que ver con billetes, créditos o cuentas sin pagar -porque todos dejaremos alguna deuda en esta cuarentena, o muchas-, esto tiene que ver con vivir o morir, y vos no podés elegir la muerte de otro, no está en tu jurisdicción. Por tantos revolucionarios -que en su vida leyeron del Che-, el Estado debe regular momentáneamente algunas cuestiones… pero habilitando muchas, muchísimas… Un Estado que tiene la camiseta del pueblo, que solo se enamora de la salud de todes sin distinción. Porque vos seguro tenés obra social… Porque cada dignidad y cada libertad deben medirse por las oportunidades.

No creamos que el ejemplo es apilar cuerpos y abrir mercados. Lo que tiene que estar abierto es el compromiso, la sororidad, los apoyos. Todes perdemos en esta, nadie se enamora de la muerte ajena, nadie se enamora del encierro. El Estado nunca sugirió esto, ni mucho menos, se flexibiliza todo lo que se puede, sigue siendo todo dinámico, no leamos siempre los mismos periódicos, miremos más allá de nuestras narices.

Hoy me dijeron que al enfermar una persona siente que traga vidrio, que cada inhalación y exhalación es cortante… por cada persona que padece estos vidrios, entendamos que la salud es pública, que el Estado está siendo garante, muy garante de la salud, ni Ministerio teníamos…

Ahora la revolución es nuestra, hacia adentro… No comparemos verdaderas revoluciones con autobombo, las verdaderas revoluciones se hicieron pensando en la otredad, no en la libertad personal como bandera…

Si el oso andaría en el bosque muy contento, y viera peligro, al hombre con sus jaulas, por ejemplo, buscaría a su manada y se metería en una cueva hasta que pase el temblor…

María Eugenia Tabacco

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